No me digas que me quieres,
no me digas que me sientes,
somos sólo una carta mal escrita
que llego a su punto final.
No me digas que amas mi suave aroma,
no me digas que mis ojos son tus dos luceros,
que en la niebla más intensa nuestro amor se ha perdido.
En un sublime y sucio destello,
todo murió.
No me digas que quieres,
no me digas que estoy en tus recuerdos,
que solo tus sollozos y tus ojos lagrimosos
quedan en mi recuerdo.
Sin un cariño,
sin una mirada de ternura
han hablar nuestros cuerpos,
ya no queda más que decir adiós
en esta triste tarde de desamor.
Son tus recuerdos amorosos,
son mis blancos ideales sobre ti
los que perduraran en el tiempo,
que con el amanecer más tibio se irán borrando
sin dejar dolor.
Ya lo sabías,
ya lo temías,
sin más premura caíste en los bajos sitios de tentar,
disculpas que son irrelevantes
que son indiferentes,
en un sol de atardecer, es que te veo partir,
en una luna que deja de olvidar
en estrellas que vislumbran tu caminar
esta tu adiós.